Monserrat Arias
Se dijo o tal vez se ha dicho
un mundo paralelo
aguarda en la ventana.
Una gota se escurre,
el agua se condensa.
Es temporada de huracanes
las corrientes arrastran
vasos y botellas
(felinos acorazados en neumáticos)
El abatimiento de escribir futuro
recalentar la sopa.
No saber nunca nada.
¿Qué nos pasará mañana?
Alguien más ocupará ese espacio
dormirá en mi mismo lado
se bañará con el mismo cuenco.
Dejará rastros de su cuerpo
donde yo solía existir.
Y todos los recuerdos
serán sustituidos por otros,
ese extraño paraíso que cuidaba.
Donde nada mío queda
Cuerpo no será más que otro cuerpo
que borrarán en silencio.
La incertidumbre es un virus
y se filtra en los huesos.
(pego mis labios a la ventana)
Pienso:
La nostalgia es también enfermedad
la humedad que te deforma por el miedo,
es temporada de huracanes
y nos hemos despedido de un sol
que jamás sonríe.
Aún así cada día vale la pena
tener una ventana.
Una casa abierta.
Esa abre posibilidades
como para poder matarte,
una mujer cuelga su ropa
en telarañas sin sentido
el aire se ha llevado sus calzones.
No veo aviones
en cambio, las calles cimbran.
Grandes bestias de carga
hacen su recorrido.
Chirriando sus motores.
Yo las miro.
Al tiempo se acercan,
un cementerio de hojalata yergue
entre tinner y aerosol…
Del otro lado se agoniza
Del otro lado alguien dispara
Entrañas y mangueras
se convierten en la misma cosa.
¿Qué será mañana de nosotros?
Del otro lado un borracho canta
mientras máquinas
devoran la mañana.
Y si olvidas las llaves
Uno escala y entra
como si el afuera te pariera
a una suerte de adentro menos conocido.
Porque se dijo o tal vez se ha dicho
Que una ventana
Es nuestra trinchera.
Una casa abierta.

