Cynthia Pech
I.
La memoria puede ser un pozo profundo
el profuso asiento que desborda en recuerdo
resonancias de noches y días
de esas mañanas de calma frente a un mar
con reminiscencias de olivas
y el aceite de una mirada
tras el vértice de aquello que se puede olvidar
Una voz estalla en el hipocampo
no es la voz quizá el impulso
energía propia del lóbulo temporal
que quema el cronómetro y la aguja
atiza el resplandor de ese caballo
atravesando el campo de una vida
monstruo acuático en pleno
y no hay cielo raso cuando se mira:
el pasado nada y en su nado
una historia contenida
II.
Hay vestigios que adolecen de memoria
evidencia de que el olvido sucede
un aguijón aunque punza
enseña a la costumbre a no hacer caso
III.
Prefiero la música que viene de fuera
algo despierta con el murmullo del aire marino
la fajana de la costa mediterránea
vuelve al sueño y al origen
una cresta espinosa engulle la soledad
silencio en esa zona vacía del olvido
IV.
De ahí vengo
siempre lo dicen
y mi deseo es que ningún dolor se archive
como marca de identidad
V.
Un pozo profundo es la memoria
nido de peces de aleta corta
alas vuelan en las noches frías
y el canto de la sirena dicen
se escucha cuando me pierdo
VI.
El recuerdo es la pócima contra toda amnesia
la lengua que sabe la historia
deambula en los manglares de un trópico ancestral
paraíso de los itzaes
que pinta las líneas de una herida que no olvida



