Derivaciones de Bruno Bresani
OCHO SILENCIOS
SILENCIO I
Soy un amante del silencio, soy amante de tus miedos, camino sin decirle nada a nadie, odio que me hablen en las películas, que me citen a Dios como si fueran mas sabios, como si sus ideas fueran mas acertadas. Estoy harto de respirar, de ahogarme en los inviernos, estoy cansado del precio de la carne, la vomito, a partir de ahora solo negocío con el asco que me dejaste impregnado como si fuera mi única fe.
SILENCIO II
Hay que justificarlo todo, hay que olvidarse de la mediocridad de ser complacientes, quiero hartarme de esas imágenes basura, debo inventarme peligros para seguir caminando, debo ser como los perros viejos llenos de pulgas, donde las chinches abundan y nadie quiere caminar con ellos. Quiero despertarme harto, hastiado, cansado, embrutecido, quiero morder tu perfección para destruirla, para deglutirla, para que ya no ensucies mi horizonte.
SILENCIO III
Acepto el fraude de mi familia, acepto los silencios y ausencias, me lleno los dientes de carne descompuesta, nunca creo en la calidad de las personas. Me lleno de recuerdos los bolsillos, me lleno de moho las uñas, lloro por la fatiga del viaje, me desmorono en cualquier superficie para perder la conciencia, para desvanecerme, para fusionarme en los colchones envejecidos de las pensiones llenas de humedad.
SILENCIO IV
No hay medicina para los ojos ancianos, para el miedo constante, no hay insomnio que se acabe, no hay medicina para la lengua se seca, que se hace pastosa de esas conversaciones incesantes, de esas palabras que no se detienen. Me pongo mis medias de rombos y salgo con mis bermudas para parecer uno más, para perderme entre la normalidad, para intentar estar, para ahogarme en la peste de los que van los domingos a ver el fútbol.
SILENCIO V
Destrucción es lo que vuela, es lo que nos llena. Ya no deseo verte, ya no deseo escucharte, ya no te deseo, me refugio en mi guarnición donde no entran los rayos del sol. Duermo, olvido, destruyo cualquier insinuación al deseo, espero a que ya no estés, espero para borrar las imágenes, para reescribir lo que ya no soporto, el único amor que siento es al hastío de tu presencia.
SILENCIO VI
Sin memoria uno se escurre entre las lágrimas de lo que ya no recuerda, esta es la condena de las emociones, es la fortaleza del respirar. Te escupo a la cara mientras hablas de perfecciones inexistentes, desde ese mundo de brillos y sonrisas falsas. Duermo nuevamente solo abrazando la almohada, muerdo eso que se olvida en el momento en que los perros roncan, ladran, destrozan, te destrozan.
SILENCIO VII
La anarquía no es permitida por mentes de países egocentristas que creen en la perfección y en el orden, en donde todo es hermoso si esta limpio. Yo quiero que apestes, que te abandonen las seguridades, que esos intentos de integración, de sonrisas perfectas se esfumen para dormirse en la muerte, para roncar ante lo que no se sostiene, para que se quebranten esas perfecciones ante tu mundo corrupto, ante tus becas negociadas, ante tus casamientos por interés, ante tus trabajos financiados por el engaño.
SILENCIO VIII
Cuando hablas destruyes cualquier tolerancia, quiero que ya me atropelle el deseo para olvidar que te conozco, quiero desenterrar el odio que siento al caminar y vomitar como me revuelves el estomago al verte, quiero bailar en la mediocridad de las memorias perfectas, de las casas impolutas, de las manos libres de lujuria, quiero escupir en esas mentes formadas por los programas de comentaristas que se limpian los culos en nuestras caras, que nos mienten en un engaño perpetuo de lugares inexistentes.