En Mi Co-Ra-Zón (1983), Pola Weiss convierte su cuerpo en un campo de resonancia donde se entrecruzan la pérdida amorosa, la enfermedad, la tecnología y el deseo de inscribir la intimidad en una poética audiovisual radical. Este video-performace no se articula como una narrativa lineal, sino como un flujo visceral de imágenes, sonidos y texto que hacen estallar los límites entre el diario íntimo, el cuerpo enfermo y el medio electromagnético.

Weiss, pionera del videoarte en México, aborda el cuerpo desde su herida. No como superficie de representación, sino como un territorio que emite señales. Como plantea Andrea Soto Calderón en La performatividad de las imágenes, “el cuerpo no es solo lo que se ve de él, sino lo que la imagen hace aparecer como cuerpo.” En este trabajo, la artista se filma, se descompone, se duplica, se fragmenta y se transforma, no para exhibirse, sino para manifestar una experiencia límite donde el cuerpo enfermo y enamorado se vuelve forma y frecuencia.

La imagen, aquí, no busca la claridad. Más bien, se adentra en zonas de borrosidad, saturación y desborde, como si la señal emocional se transmitiera directamente por las pulsaciones del video. Georges Didi-Huberman, en Cuando las imágenes toman posición (2008), sugiere que hay imágenes que no están hechas para ser consumidas, sino para ser enfrentadas. Mi Co-Ra-Zón es una de ellas: incómoda, dolorosa, bella, transgresora. El montaje —discontinuo, casi convulsivo— se convierte en una sintaxis del trauma.

En lugar de narrar su experiencia, Weiss la encarna. El cuerpo femenino, médium y médiumico, se convierte en portador de una experiencia que no se puede traducir del todo al lenguaje verbal. El corazón —literalmente intervenido, visualmente manipulado— es también metáfora del afecto y de lo fisiológico, del ritmo interno que el video capta como latido de luz. La artista no actúa: se expone, se interpone, se ofrece al ojo del espectador no como objeto de deseo, sino como sujeto deseante.
Para ver el film da click en la imagen
Mi Co-Ra-Zón no es un retrato, sino una intervención sobre los límites de la representación. En su intersticio entre arte, vida y tecnología, Weiss anticipa las estéticas críticas del cuerpo posthumano. Su cuerpo ya no es sólo carne: es señal, superficie de inscripción poética, onda emocional, lenguaje expandido.
- Soto Calderón, Andrea. La performatividad de las imágenes. Metales Pesados, 2020.
- Didi-Huberman, Georges. Cuando las imágenes toman posición. Casus-Belli, 2008.
- Weiss, Pola. Videoarte. Una poética del cuerpo. UNAM, archivo personal.