Camilo Barboza concibe su práctica artística como una forma de arqueología urbana. Su obra se nutre de experiencias, objetos y materiales provenientes de lo cotidiano, con los cuales explora narrativas del pasado y activa interrogantes sobre el presente. Más que representar, Barboza excava en los restos visibles e invisibles de la ciudad, proponiendo una lectura crítica del entorno que habitamos y de las memorias que éste contiene.

En proyectos como Polvo de vidrio, su trabajo se centra en hilar fracturas, fisuras y resonancias que permiten entrever vínculos inéditos entre tiempos, materiales y emociones. A través de gestos mínimos y asociaciones sensibles, Barboza construye imágenes que no buscan fijar una verdad, sino abrir la posibilidad de múltiples sentidos. Son imágenes suspendidas entre lo singular y lo colectivo, lo roto y lo recombinado, que emergen desde el vacío para interpelar lo que nos constituye.

Su práctica no se limita a recuperar lo perdido, sino que insiste en mirar de nuevo aquello que damos por hecho, desestabilizando las formas de percepción dominantes. En su arqueología poética, todo fragmento es potencialmente significativo: una huella urbana, un residuo, una sombra, una textura. Cada uno de estos elementos es reconfigurado en una constelación visual que articula memoria, presente y proyección.
Camilo Barboza trabaja desde lo íntimo y lo común, creando espacios donde el tiempo se pliega y se transforma. Su obra propone una imagen posible, única y múltiple a la vez, como respuesta al vacío y al desconcierto que atraviesan nuestras formas de habitar el mundo.
