
El proyecto construye un tejido relacional entre memoria, paisaje, cuerpos y afectos. Su apuesta central radica en que el territorio no se representa, sino que se recorre, se escucha y se habita.

La dimensión sonora del proyecto construyen atmósferas que permiten que el territorio se manifieste como vibración y respiración. La escucha funciona como un modo de contacto, como una forma de vincularse con lo que no necesariamente es visible.

Entre Ríos evita la apropiación extractivista de voces locales. El proyecto habilita el territorio mediante los testimonios situados y las prácticas colaborativas. La memoria aparece como una construcción en movimiento, sensible a lo afectivo y a lo comunitario.

Su propuesta transmedia invita a entrar en una escucha profunda del espacio y a reconsiderar cómo las geografías se narran y se sienten.
