
Con Héroes del Brillo, el fotógrafo uruguayo Federico Estol despliega una de las propuestas más potentes de la fotografía latinoamericana reciente, donde el arte se convierte en espacio de encuentro, dignificación y reinvención colectiva. A lo largo de tres años de trabajo junto a sesenta lustrabotas de la ONG boliviana Hormigón Armado en la ciudad de El Alto, Estol impulsa un proceso de creación compartida que desborda los marcos tradicionales del documental y apuesta por una ficción emancipadora.
El corazón del proyecto reside en su dimensión colaborativa. En talleres participativos, los propios lustrabotas imaginaron escenas, construyeron personajes y se representaron como superhéroes urbanos, creando figuras poderosas, extravagantes y luminosas cuya fuerza brota de lo cotidiano. De esta manera, Héroes del Brillo subvierte los códigos visuales con los que históricamente se ha narrado a los sectores populares, desde la marginalidad, el victimismo o la invisibilización y propone, en cambio, una iconografía vibrante, orgullosa y disruptiva.

Estol fusiona lenguajes del cómic, la narrativa gráfica y la teatralidad fotográfica para componer un universo estético que combina humor, vitalidad y una profunda conciencia política. La ciudad de El Alto emerge como un escenario eléctrico, pleno de energía y luz, donde cada personaje protagoniza una epopeya cotidiana. En este contexto, el brillo, antes signo de un trabajo precarizado y asociado a la servidumbre, se transforma en símbolo de resistencia, autonomía y dignidad.
Héroes del Brillo es una celebración de la imaginación comunitaria. Estol renuncia a la mirada unilateral del fotógrafo para abrir un proceso horizontal donde las imágenes son co-creadas, negociadas y vividas por quienes las protagonizan. El resultado es un proyecto que reformula la relación entre arte y comunidad, evidencia el poder de la representación como herramienta emancipadora y convierte la fotografía en un acto de reconocimiento mutuo.

En Héroes del Brillo, Federico Estol reinventa la realidad junto a quienes la habitan, ofreciendo un modelo de creación colectiva que afirma la dignidad como fuerza estética y política.




