
Proyecto transmedia de intercambio de correspondencia para la reconstrucción de la memoria del conflicto armado (2017) —desarrollado por EAFIT, Colombia— se presenta como un ejercicio narrativo y memorial. El proyecto permite que víctimas del conflicto, comunidades geográficamente distribuidas y ciudadanos que desean responder participen en la narrativa. Esto abre la posibilidad de una memoria menos monolítica y más distribuida.

Este proyecto no solo trata de contar una historia, sino de construir un recurso para la sensibilización, la educación y la reflexión colectiva sobre la guerra, la paz y la memoria. Este componente es importante para articular la dimensión ética de la memoria histórica.

El documental invita al público para que aporten testimonios transformando al receptor en participante. El sitio nos indica que se recoge correspondencia, testimonios y permite aportes públicos, lo que implica un proceso continuo de consentimiento e implicación.

El conflicto armado colombiano está marcado por jerarquías de voz, invisibilización de ciertas víctimas, estigmatización de actores. En este sentido, el proyecto lucha con la pregunta de ¿quién habla, quién es escuchado, y bajo qué condiciones? Si los protagonistas son víctimas, ¿cómo se evita que su testimonio sea reducido a una “imagen del sufrimiento” para consumo externo?
Con la intención de dar voz a múltiples partes implicadas (víctimas, testigos, contrarréplicas), emerge una tensión ¿cómo equilibrar la pluralidad sin caer en un relativismo que “todas las versiones son iguales”?

El uso de mapa interactivo, correspondencia digitalizada, vídeo online, redes sociales—todos implican que la tecnología no es neutral. Algoritmos, formatos, plataforma, interfaz condicionan cómo se ve, lee y escucha. Esto tiene implicaciones éticas en cuanto al acceso, la visibilidad, y la forma de participación. Desarmados representa un ejercicio valioso y contemporáneo en el campo del documental, la memoria histórica y las narrativas transmedia. Su apuesta por la participación, la pluralidad y la expansión de formatos es inspiradora. Al mismo tiempo, no puede desligarse de los desafíos éticos, estéticos y políticos que contiene.

Desarmados abre espacios muy necesarios de memoria colectiva, participación ciudadana y narración transmedia. Examinarlo desde una perspectiva crítica ética permite reconocer su potencia, pero también su vulnerabilidad, a partir de la representación del otro, en la circulación de testimonios, en la fragmentación de la narrativa, en la responsabilidad de la autoría distribuida.
