
En Blackcelona, Salvi Danés propone una contra-cartografía visual de Barcelona, una que rechaza la postal luminosa y el imaginario turístico para sumergirse en la ciudad desde sus zonas de penumbra. Su proyecto es una deriva por los pliegues menos evidentes del espacio urbano, allí donde la luz deja de ser un atributo celebratorio para convertirse en un agente dramático que revela tensiones, fracturas y presencias fantasmales.

Danés trabaja con un lenguaje de contrastes duros, sombras espesas y atmósferas cargadas. Cada imagen parece arrancada de un territorio en fricción, donde las calles conviven con la euforia y el desamparo, de cuerpos anónimos que se desplazan entre destellos de neón, rincones donde la ciudad muestra su reverso. La oscuridad aquí es un método para abordar la identidad fragmentada de la metrópoli contemporánea.

Blackcelona se despliega como una crónica que oscila entre el documental y la ficción. Danés captura escenas que sugieren historias apenas insinuadas, de gestos suspendidos, encuentros fugaces, espacios intermedios que escapan a la mirada institucional. Su fotografía directa, casi áspera, convierte la noche en un lenguaje poético desde el cual repensar la ciudad y las vidas que la atraviesan.

En este sentido, el proyecto funciona como una crítica visual a la espectacularización urbana. Danés recupera las fisuras, los silencios, la densidad emocional de una ciudad que es mucho más que su superficie colorida. Blackcelona busca hacer visible lo que ha permanecido en los márgenes.
