
Anahí Ojeda desarrolla una práctica artística que entrelaza imagen documental, historia política y poesía visual. Su obra transita entre la pintura, la fotografía intervenida y la instalación, explorando el potencial simbólico y material de las imágenes para reconfigurar narrativas históricas desde una perspectiva contemporánea. A través de un riguroso proceso de recolección y manipulación digital de archivos, especialmente aquellos vinculados a la Revolución Rusa, Ojeda genera composiciones en las que la ausencia de explicaciones explícitas permite que emerjan nuevas atmósferas y sentidos posibles.

Lejos de una voluntad ilustrativa, su trabajo se sitúa en el borde entre lo documental y lo ficcional, provocando un desajuste perceptivo que activa la imaginación crítica. Ojeda entiende el archivo como un terreno fértil para la creación arbitraria de relaciones —visuales, conceptuales, afectivas— entre contextos lejanos como Rusia y América Latina, haciendo visibles resonancias inesperadas entre procesos históricos, gestos estéticos y transformaciones sociales.

Su obra no busca reconstruir un relato lineal ni conmemorar fechas, sino revelar las capas de muerte, creación y deseo que habitan en los restos visuales del pasado. A través de sus intervenciones, transforma las imágenes en paisajes poéticos donde el peso de la historia se desplaza hacia un presente abierto a la relectura, la interrupción y la invención.





