
Chizu (El mapa) de Kikuji Kawada es uno de los fotolibros más emblemáticos y radicales del siglo XX, es una obra que documenta y disloca la historia, la fragmenta y la somete a un proceso de transfiguración poética. Publicado en 1965, Chizu es un acto visual de duelo, una cartografía emocional que interroga las formas en que la memoria colectiva —marcada por el trauma de Hiroshima y Nagasaki— se inscribe en los cuerpos, los objetos y la materia.
Kawada propone un recorrido laberíntico, oscuro, casi espectral. La estructura del libro, sus pliegues y compartimentos, simulan el acto de abrir una caja de secretos o un archivo sellado. En lugar de imágenes explícitas del horror, el artista opta por lo simbólico, lo sugerido, lo abstracto, por las manchas sobre paredes, texturas corroídas, ruinas, superficies en descomposición.
Desde el punto de vista formal, Chizu rompe con las convenciones del fotolibro de su época. La secuenciación apela al ritmo de lo fragmentario, de lo que aparece y desaparece. El diseño mismo del libro —denso, oscuro, en blanco y negro— potencia esta experiencia de extravío. Kawada logra así convertir el libro en un objeto cargado, casi ritual, donde la fotografía se encuentra con la memoria y el archivo.

Kawada nos obliga a detenernos en los restos, en los escombros. Su obra plantea una resistencia a la amnesia. Chizu es una obra profundamente ética. Kawada nos ofrece un mapa para perdernos; para recordarnos que la historia no es una línea recta.
